Durante mi experiencia en AIESEC como miembro activo de un comité local, tuve la oportunidad de asumir una posición de responsabilidad en la que mi labor consistía en elaborar una estrategia e implementarla mediante de un grupo de trabajo.

Es así como tuve la oportunidad de aprender una de las tareas, en mi opinión, más difíciles de enfrentar ya sea en el ámbito laboral como en la universidad. Así es, hablo de la gestión de equipo: cómo conseguir un clima de trabajo relajado y eficiente que permita al conjunto ser productivo y alcanzar los objetivos de la organización.

 

El fin y los medios

En un equipo de trabajo, todos los miembros, desde el líder del proyecto hasta los integrantes de cualquier área, deben saber cuáles son los objetivos, metas y valores del conjunto, y conocer los métodos y procesos que se han de llevar a cabo para alcanzar dichos objetivos. Se trata de conocer el lugar que cada uno de ellos ocupa, pero también de identificarse con los valores de la entidad, organización o marca que representan.

 

Conocer fortalezas y debilidades

Se percibe a un equipo de trabajo de forma global pero, en realidad, para que ese grupo funcione es necesario saber cómo son cada uno de los integrantes, cuáles son sus puntos fuertes y débiles y cómo se pueden aprovechar sus virtudes con el fin de complementar las carencias de uno con las fortalezas de otro y viceversa.

 

Motivar al grupo

Cuando una persona lleva mucho tiempo formando parte de un equipo de trabajo o su labor es monótona y aburrida, existe la posibilidad de que pierda la motivación o que se instale en una zona de confort. Para evitarlo, es necesario saber motivar al grupo, tanto de forma general, como a cada una de las piezas que lo componen por separado. Propón nuevos retos, ofrece premios, fomenta su participación en las decisiones, etc.

 

Una forma de motivación muy efectiva es conectar las tareas que cada integrante realiza con sus pasiones individuales permitiendo que a la vez que esa persona está siendo productiva en su trabajo sea capaz de  aprender las habilidades que le interesan para su desarrollo personal.

 

Confianza en el equipo

Los líderes demasiado autoritarios no son percibidos positivamente por el equipo. Inspiran temor o antipatía, pero nunca respeto y, por tanto, no podrán sacar lo mejor de su equipo. Hay que mostrar confianza en el equipo, saber escuchar y delegar cuando sea preciso. Es la mejor manera de valorar a una persona y además proporcionará que rinda más en sus tareas.

 

Feedback

Una de las mejores formas de demostrar esta confianza y de estrechar la relación con el grupo es mostrarse cercano, ser sincero y ofrecer un feedback adecuado. Además, la comunicación con el equipo permite poner en común los conocimientos y tareas de cada trabajador, y evitar fallos en la operativa por culpa de malentendidos o de procesos mal definidos.

 

Tamara Pazos Campos  –  AIESEC in Santiago de Compostela

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